Partiendo de la Glorieta de Embajadores, haremos un breve repaso sobre el origen del mundialmente conocido “Rastro” madrileño, continuaremos hasta Puerta de Toledo, una de las Puertas de acceso a la ciudad. Data del siglo XIX y fue construida en honor a Fernando VII, para conmemorar la Guerra de la Independencia tras la ocupación francesa. Fue la única puerta por la que se permitía el acceso de animales a la ciudad, situación que cambió con la construcción del Matadero de Legazpi, hoy remodelado y dedicado a eventos y exposiciones.

Llegaremos a la Real Basílica de San Francisco el Grande, que forma parte de un complejo conventual y fue construida en estilo neoclásico en la segunda mitad del siglo XVIII, a partir de un diseño de Francisco Cabezas, desarrollado por Antonio Pló y finalizado por Francesco Sabatini, visitando su interior. Posee la tercera cúpula más grande de la cristiandad y es uno de los monumentos más impresionantes de Madrid. Fue candidata a ser la catedral de Madrid.

Atravesaremos la calle Bailen, haciendo un breve descanso en Las Vistillas, una zona elevada con unas vistas espectaculares del oeste de Madrid, donde encontramos la estatua de La Violetera, en honor a la vedette Celia Gámez, vestida con un traje de chulapa, que es el que representa a la madrileña castiza. Recorreremos el tramo del viaducto de la calle Bailén (o viaducto de Segovia), que se construyó con el fin de salvar el desnivel de la calle Segovia y el en que el Ayuntamiento de Madrid tuvo que levantar hace años un muro transparente para dificultar las acciones suicidas de tirarse por él. Nos encaminaremos al Restaurante Palacio de Anglona donde degustaremos un rico menú mediterráneo, no incluido en el precio.